* CHARLES AZNAVOUR * __ SHE

SU BIOGRAFIA

Charles Aznavour es en la actualidad la máxima figura de la chanson francesa. Autor y compositor de más de 700 canciones que el ‘crooner’ ha cantado y sigue interpretando en cinco idiomas –además del francés-, y en los más prestigiosos escenarios de 90 países. Aznavour es el frenchie más famoso de Broadway, donde se le conoce como “el Sinatra francés”. Intérprete muy querido y admirado por el público en el mundo entero, desde su debút en los años cincuenta en el Emporium de Barcelona, Aznavour levanta al público en Italia cuando canta “Com´è triste Venecia”, es adorado en Polonia –los polacos le llaman el Napoleón de la chanson –, idolatrado por la juventud japonesa y aclamado en toda América Latina cuando interpreta sus canciones en español.

Hijo de Knar Bagdassarian, una actriz armenia de Turquía cuya familia fue exterminada durante el genocidio de su pueblo por los turcos, y de Mischa Aznavourian, un barítono armenio de Georgia, el pequeño Aznavour, en el París de los años treinta del pasado siglo, empezó siendo actor. Su primera participación en la pantalla fue en “La Tête contre les murs” (“Head against the walls”) y ganó el premio “Crystal Star”, el equivalente a los Oscar en Francia.

Probablemente hubiese terminado entre los mejores actores, de no haberse cruzado en su camino con el compositor y pianista Pierre Roche, con el que se puso a escribir canciones que ambos cantaban a dúo. Roche se marchó a Canadá, y el joven Aznavour se convirtió en autor, compositor e intérprete de sus propios temas musicales. Edith Piaf se fijó en él y lo acogió. La influencia de la gran cantante fue decisiva en la formación y la posterior carrera de Aznavour. A diferencia de otros intérpretes protegidos y formados por la Piaf, Aznavour no se convirtió en uno de sus innumerables amantes; siempre mantuvo con ella una fuerte y estrecha amistad. En sus memorias (Le temps des avants), Aznavour se deshace en elogios hacia la cantante, de la que dice que “tenía un corazón grande como el peñón de Gibraltar”.

Su voz, con un timbre un poco ronco, posee una potencia sorprendente y, sobre todo, una facilidad desconcertante para el swing. La suya era una voz hecha para el jazz, de hecho el jazz siempre ha estado presente en la carrera de Aznavour, hasta el disco Jazznavour (EMI, 1998) en que interpreta sus canciones acompañado de músicos de la talla de Michel Petrucciani, Jacky Terrason, Richar Galliano, y Pierre Drevet, algunas de ellas cantadas a dúo con Dianne Reeves.

Aznavour es asimismo autor de dos operetas, dos comedias musicales (la última, estrenada en Londres en el año 2000, sobre el personaje de Toulouse-Lautrec), ha vendido cien millones de discos y ha actuado en 59 películas (desde La Guerre des gosses, en 1936, hasta Ararat, de Atom Egoyan, en 2001, sobre el holocausto armenio, pasando por filmes tan conocidos como Tirez sur le pianiste, de François Truffaut, o Un taxi para Tobrouk de Denis de La Patellière).


Pero si Aznavour es un cantante con una técnica extraordinaria, sus canciones no lo son menos. Maurice Chevalier decía de él que era el cantante “que ha osado cantar el amor tal como se siente, se hace y se sufre”. Canciones como “Après l´amour” (Después de hacer el amor), rechazada en un principio, lo han convertido en un gran cantante popular, con el que se identifican las francesas y los franceses de la calle. Algunas de sus canciones están tan admirablemente rimadas que parecen más hechas para ser recitadas que para ser cantadas, pero la técnica y la fuerza de su voz han hecho de ellas verdaderos clásicos de la chanson, galardonadas con innumerables discos de oro, codiciadas por intérpretes tan diversos como Ray Charles y los Gipsy Kings. Muchos de los más grandes cantantes del mundo han grabado e interpretado su música, incluyendo a Edith Piaf, Maurice Chevalier, Bing Crosby, Ray Charles, Shirley Bassey, Fred Astaire, Liza Minnelli, entre muchas otras estrellas.